Al fin: Carlos Beltrán está en una Serie Mundial

ERIC NÚÑEZ,

Associated Press

NUEVA YORK (AP) — Al despertarse la mañana del viernes, Jessica Beltrán se sorprendió al ver a su esposo también levantado. Eran las 4.10 de la madrugada, según contó Jessica, y Carlos Beltrán se encontraba apretando firmemente sus puños, como si estuviese tomando el bate de béisbol, preparándose para enfrentar horas después a Clayton Kershaw.

“No podía dormir. Estaba tratando de visualizar todos los escenarios, pensando en el juego”, dijo Beltrán.

Jessica estaba segura que Carlos iba a tener un gran juego. Y así fue.

El jardinero puertorriqueño de 36 años bateó de 4-3, con dos impulsadas, en la victoria en el sexto juego de la serie de campeonato de la Liga Nacional, en la que los Cardenales de San Luis acabaron imponiéndose 9-0 sobre los Dodgers de Los Angeles. También realizó la mejor jugada defensiva de la noche, cuando a la carrera en el jardín derecho logró atrapar un batazo de Juan Uribe que amenazaba con caer de extrabases en el quinto inning y con el marcador 4-0.

Al boricua le tocó esperar 16 temporadas y 2.064 juegos, además de sufrir varias derrotas dolorosas al umbral de la cita cumbre de octubre, pero desde el miércoles en el Fenway Park de Boston estará finalmente en su primer Clásico de Otoño.

Su perseverancia es la otra virtud que le tiene en un Clásico de Otoño.

Siete veces Beltrán estuvo a una victoria de avanzar a la Serie Mundial y su equipo perdió, en 2004, 2006, 2012 y este año, en el quinto juego de la serie con los Dodgers. Ese maleficio, no obstante, se acabó el viernes, en el sexto juego.

La ocasión de 2006, cuando formaba parte de los Mets de Nueva York, dejó el amargo recuerdo de su ponche para ser el último out del séptimo juego. Dejó pasar una enorme curva de Adam Wainwright con las bases llenas.

Uno de los bateadores más productivos en postemporada, Beltrán es una de las piezas claves con las que los Cardenales aspiran a su 12mo campeonato.

Ganar ese esquivo título sería el punto culminante de una ilustre carrera en la que sus credenciales para ser exaltado al Salón de la Fama son cada vez más inobjetables.

“Esto es la mejor bendición que como jugador uno puede tener”, afirmó.