Lo ponen a prueba

Alberto Bortoni

Agencia Reforma

Hemos manejado nuestro Focus hacia el norte, partiendo de Monterrey y hacia Estados Unidos y durante nuestras horas de conducción hemos encontrado un par de detalles que podrían ser mejorados del auto.

Nuestro tránsito fue principalmente por autopistas; algunas de ellas a altas velocidades.En la mayoría de las circunstancias los 160 caballos del Focus son más que suficientes, y si el viaje es en familia resultarán perfectos para la ocasión.

Pero si el manejo es de entusiasta o en situaciones de montaña, el auto sí podría beneficiarse de un poco más de potencia y torque. Sobre todo en condiciones de sobrepaso, en donde la quinta relación resulta insuficiente y es necesario bajar a cuarta o tercera para llevar la máquina a un régimen alto de operación.

Uno de los puntos que más nos llamó la atención fue el consumo. Respetando los límites de velocidad y utilizando la gasolina estadounidense esperábamos lograr un rendimiento muy favorable en comparación al que habíamos medido en ciudad, y no fue este el caso. El Focus promedió aproximadamente 12.4 kilómetros por litro, sólo ligeramente superior al que experimentamos en ciudad y el cambio en la gasolina parece no haberle beneficiado en mucho.

En ergonomía sólo tenemos una queja, los descansabrazos. En un viaje largo resulta imposible mantener las dos manos en las posiciones tres y nueve del volante y hay que encontrar algún lugar cómodo en donde apoyarse.

En el Focus este lugar no es fácilmente encontrado; tiene descansabrazos central, pero queda demasiado atrás en el asiento para ser cómodo para el brazo derecho. Y el izquierdo está demasiado adelantado y resulta muy pequeño pues ahí está la agarradera de la puerta. La parte alta del panel de la puerta tampoco ayuda pues tiene una forma poco convencional y de plástico duro.

Pero fuera de estos puntos de apoyo la cabina resulta cómoda, con un nivel de ruido relativamente bajo, suficientes porta objetos para todas las cosas que habitualmente se acumulan durante un viaje y con asientos cómodos para estar sentados largas horas en la misma posición.

Afortunadamente nuestra versión contaba con el control de velocidad de crucero, que en autopista a velocidad constante resulta una opción atractiva.

El espacio de cajuela también demostró ser suficiente, aunque no de sobra. En las versiones hatchback siempre se tiene la opción de doblar el asiento y aprovechar parte de la cabina como espacio de carga, pero quizá para familias la versión sedán sea más conveniente en viajes largos.

Durante nuestros meses con el Focus pudimos probar sus cualidades (y defectos) en diferentes circunstancias cotidianas.

El modelo resulta una buena mejoría en muchos sentidos sobre la generación anterior, que en México era una versión europea; y un salto cuántico con respecto a la versión norteamericana que afortunadamente nunca tuvimos.

Y aunque hay algunas cosas que podrían ser mejoradas en el auto, resulta un modelo con los elementos apropiados para competir con los mejores asiáticos o europeos en su segmento.