Alberto Bortoni
Agencia Reforma
MONTERREY, NL .- Hoy en día quedan pocos deportivo-utilitarios que estén basados en plataformas de vehículos utilitarios; menos aún en el segmento premium y de alto lujo. La Cadillac Escalade es una de las pocas excepciones en el mercado y para el 2015 General Motors la ha actualizado y le ha dado una nueva apariencia.
En el exterior las diferencias sobre la generación actual son notorias, pero sigue resultando evidente que se trata de una versión lujosa de la Suburban. Para esta nueva generación las líneas son ahora más horizontales y el frente más prominente. Sigue teniendo los detalles de diseño que distinguen a Cadillac y algunos han sido enfatizados, como las luces traseras, que ahora recorren todo el poste “D” hasta el techo.
En el frente está la parrilla de Cadillac con luces verticales, que aprovechando nuevas tecnologías de iluminación son relativamente angostas y se extienden un poco sobre las salpicaderas. Los diseñadores de Cadillac han mantenido la configuración cuadrada de dos volúmenes, pero con una apariencia vanguardista; un buen avance sobre la generación pasada.
Pero quizá el avance más significativo está en el interior. Los materiales tienen una mucho mejor calidad aparente que en el pasado; incluso la mezcla de superficies en el tablero que se extiende hacia los paneles de las puertas se sienten más agradables al tacto y más sólidos que en el pasado.
Uno de los detalles que llamará la atención es el nuevo panel de instrumentos. En lugar de los instrumentos tradicionales, Cadillac ahora utiliza una pantalla de cristal líquido para transmitir toda la información. Es configurable y el conductor puede escoger entre diferentes temas dependiendo de sus preferencias.
En la parte mecánica resulta sorprendente cómo con una arquitectura tan pesada la Escalade puede sentirse tan ágil. En su aceleración evidentemente hay algunas otras opciones en el mercado que la dejarán atrás; sobre todo algunas alternativas europeas, que además de ser de menor tamaño, en la mayoría de ellas el costo es considerablemente más alto. Pero comparándola con un sedán de lujo, el desempeño de la Escalade es bastante bueno.
El motor V8 de 6.2 litros tiene un alto nivel de potencia, 420 caballos y la nada despreciable cifra de 460 lb-pie de torque. No es un motor que revolucione demasiado, pero con un amplio torque disponible a bajas revoluciones la aceleración se da sin mucho drama.
Este motor sigue teniendo una construcción tradicional, de un solo árbol de levas, pero con tecnologías modernas como la apertura de válvulas variable, la desactivación de cilindros e inyección directa de combustible. En rendimiento de combustible no estará muy alejada de los rendimientos de los V8 europeos a pesar de su tamaño.
Algo de lo que llama la atención del manejo de la Escalade es su agilidad. Evidentemente el tamaño y peso juegan un papel adverso para lograr un manejo entusiasta, pero no en la magnitud que se esperaría. Una vez que se tiene confianza en el vehículo se puede circular bastante rápido.
En cuanto a los frenos, queda claro que estos no son frenos de pista y se van a fatigar relativamente rápido si se les exige un alto desempeño por periodos prolongados. Pero para una rápida frenada de emergencia, los discos de 13 pulgadas adelante y 13.6 atrás tienen la suficiente fuerza para detenerla.
Lo que todavía no nos convence es el panel de control de la consola central. Es un panel táctil, y aunque tiene retroalimentación en forma de vibración, no es posible operarlo sin voltear a verlo directamente.
Hoy en día hay muchas opciones en deportivo-utilitarios de gran tamaño. Como vehículo personal, la Escalade queda demasiado grande y por su precio hay otras opciones más interesantes. Pero Cadillac ha encontrado un nicho importante; y sigue siendo una de las mejores opciones.