DAYTONA BEACH, Florida,(AP) — Matt Kenseth fue rebasando a sus rivales desde los últimos lugares y se apoderó de la punta de las 500 Millas de Daytona justo antes de la lluvia, lo que permitió al ex campeón de la serie NASCAR apuntarse su primera victoria en esta prestigiosa carrera.
Tras una de las peores temporadas en su vida, la mala suerte siguió a Kenseth hasta el Daytona International Speedway. Estrelló su bólido principal, debió utilizar un reemplazo y comenzó la carrera del domingo en el último lugar.
Pero cuando la lluvia se avecinaba en la primera carrera de la temporada, las posiciones se apretaron, pues muchos pilotos pensaron que no se correrían las 500 millas. Kenseth aprovechó un movimiento y contacto de Kevin Harvick para rebasar a Elliott Sadler, a 54 vueltas del final.
La bandera amarilla se izó unos momentos después por un accidente que provocó Paul Menard, y la lluvia que había amenazado durante todo el día, se abatió finalmente en esta zona de la Florida.
La NASCAR detuvo la carrera dos vueltas después y los autos fueron a los fosos de abastecimiento. Algunos pilotos subieron al techo de sus vehículos para esperar la decisión de la NASCAR sobre si la carrera se reanudaría, pero Kenseth permaneció pacientemente sentado dentro de su Ford, aparcado en el callejón de los pits.
Cuando los oficiales declararon que la carrera había concluido, el campeón de la Copa Sprint en el 2003 rompió en lágrimas y trepó al techo de su bólido para celebrar el triunfo, con el que dejó atrás una racha de 36 competencias sin lograr el primer lugar.
Fue también la primera victoria en las Daytona 500 para Jack Roush, el dueño de la escudería.
“Esto va a estar más mojado aún si comienzo a llorar como un bebé”, dijo Kenseth, habitualmente sereno, mientras trataba de contener las lágrimas. “Les digo que después del año pasado, el ganar una carrera es algo muy significativo para mí”.
Kevin Harvick finalizó segundo y AJ Allmendinger fue tercero. El cuarto lugar fue para Clint Bowyer y el quinto para Sadler, decepcionado al perder la punta unos momentos antes de que la lluvia interrumpiera la carrera.