David Loji
Agencia Reforma
En febrero pasado el Museo Nacional del Corvette en Bowling Green Kentucky tuvo una remodelación.
Hay que aclarar que fue involuntaria, pues un agujero de 12 metros por 8 metros y con cerca de 10 metros de profundidad se abrió en el piso, al cual cayeron 8 autos, de los cuales 2 eran propiedad de GM y 6 del museo.
Algunos autos quedaron irremediablemente destruidos, pero todos están siendo exhibidos, junto con el agujero en el cual cayeron y del cual ya fueron extraídos.
Todo esto debería ser una mala noticia, pero la realidad es que el numero de visitantes desde marzo hasta el 23 de junio de este año aumento en un 59 por ciento comparado con el mismo periodo del año pasado.
Los ingresos por cuotas de admisión se han incrementado en 71 por ciento, mientras que las ventas de la tienda de regalos han aumentado en 58 por ciento.
Adicionalmente, las ventas del Corvette Café son 46 por ciento mayores y las Membresías registran un aumento del 72 por ciento.
En vista del morbo…perdón, del interés que ha generado este agujero la Junta de Directores del Museo tomo la decisión de no eliminarlo.
O al menos no del todo. Se tenían tres opciones, que en primer lugar eran reparar el agujero o por otra parte dejarlo tal como está.
La decisión ganadora fue una especie de compromiso Salomónico pues es intermedia entre las dos mencionadas anteriormente, es decir que es que se reparará solamente parte de dicho agujero y la parte restante se dejará como está.
Se considera tener paredes de roca y tierra, además de construir un espacio dentro del agujero para exhibir los autos.
De esta manera, el Museo Nacional del Corvette parece validar el razonamiento de que al morbo de la gente…..perdón, a una tragedia se le pueden sacar cosas buenas.