Rodolfo G. Zubieta
Agencia Reforma
Aunque la razón de su visita a México era para promover su nueva cinta, Peter Pan, la alfombra por la cual desfiló ayer Hugh Jackman parecía dedicada a Wolverine, el personaje que lo lanzó a la fama.
El australiano se la pasó hablando del mutante con los fans, firmando películas, pósters y juguetes con su imagen y hasta se dijo nostálgico por estar a punto de quitarse las garras y decirle adiós a este ser iracundo.
“Todavía me queda una última oportunidad para interpretarlo. De hecho, mañana (hoy) me levantaré a las 5 de la mañana para entrenar con él (su guarura) y comenzar a prepararme para la última aventura.
“No quiero pensar tampoco mucho en eso, pues sé que me va a costar decirle adiós. Lo que sí, es que ha sido una experiencia enorme hacerlo”, señaló en entrevista a su paso por la carpeta.
El actor fue la atracción principal de la alfombra azul que se desplegó en Parque Toreo con motivo del estreno de Peter Pan en México, planeado para este viernes.
Jackman estuvo acompañado por su hija, Ava Eliot, de 10 años, quien lució sorprendida por las muestras de cariño hacia su papá, además de Levi Miller, quien da vida al protagonista de la cinta, y Joe Wright, director de la misma.
“México es algo loco, pero lo amo. Hemos estado en Londres, Nueva York, Hong Kong y Tokio, éste fue nuestro destino final y es increíble”, reconoció el cineasta.
El área verde y recreativa de la plaza comercial, ubicada en el tercer piso, y la cual luce una cúpula de metal y cristal, se transformó en una de las tantas islas que conforman el País de Nunca Jamás, en específico la Bahía del Canival.
En un extremo permaneció anclada una réplica del Jolly Roger, el emblemático barco del Capitán Garfio (Garrett Hedlund), casi a orillas de la fuente del inmueble, que en esta ocasión se acondicionó como una laguna de sirenas.
Dentro de las aguas danzarinas, el logo de la película se erigió en tercera dimensión, mientras que alrededor de la alfombra azul se colocaron coloridas tiendas en alusión al campamento indio, hogar de Tiger Lily (Rooney Mara).
Para encumbrar aún más el aire de fantasía y magia, cada costado del recorrido estuvo conectado por un enorme puente colgante, decorado con listones de colores, luces tenues y la partitura musical del filme, escrita por John Powell, de fondo.
Las casi mil personas que asistieron al evento, de acuerdo con organizadores, arribaron desde temprano para apartar su lugar y poder robarle besos a Hackman, tomarse selfies con él y conseguir su firma.