Rodolfo G. Zubieta
Agencia Reforma
Camila, la tercera generación en la dinastía Fernández, viene con una propuesta muy distinta a la de su abuelo Vicente y a la de su papá, Alejandro, al apostar más por un sonido salpicado de soul y jazz.
“Quisimos dejar en claro, mi abuelo, mi papá y yo, que somos tres líneas totalmente diferentes. Todos hemos buscado nuestra autenticidad desde el principio y eso es lo que siempre he admirado de ellos.
“Nunca quisieron ser como alguien más, siempre forjaron su propio camino y personalidad. No estoy cargando con nada: mi apellido lo siento como una bendición y un regalo”, puntualiza la joven de 20 años.
Con Mío, su primer EP, que sale a la venta hoy, la jalisciense arranca su camino en la industria y lo hace con cinco temas empapados de influencias que van desde Etta James hasta Adele y Eugenia León.
“Mi papá no se lo esperaba para nada. El ha estado mucho en mi vida, pero nunca le tocó ver cuando yo escribía rolas a solas. Eso sí, siempre me ha puesto a cantar. Para él soy como el iPod de las fiestas.
“Pero también todo me lo guardaba para mí y no quería que la gente supiera que componía canciones. Cuando le enseñó la canción que le escribió, se puso a llorar, yo lloré, ¡lloramos todos! No se la creía”.
“Después me dieron ganas de mezclar sonidos y géneros, y es lo que quisiera proyectar al mundo: una fusión de todas las cosas que me gustan y que me han formado como artista”, aseguró.