OAKLAND, EU, (Agencia Reforma) .- Prosigue la siembra de dudas en el sendero de la Selección Mexicana hacia el Mundial 2010. Ahora sucumbió por 1-0 en amistoso con Suecia y terminó con más destrozos que éxito el laboratorio que se intentó previo al duelo con Estados Unidos en 13 días.
Sin sus mejores hombres, los suecos repasaron a los mexicanos con poco despliegue físico y técnico gracias a la propia carencia de estilo de los verdes.
Del lado azteca el sistema pretendió un 4-4-2 con la posesión del esférico, que en ocasiones varió hacia el 4-3-3 por la incorporación constante de Israel Martínez por el corredor izquierdo.
Al perder el balón, México replegó hacia el 4-5-1 con Matías Vuoso como único hombre en punta, Martínez y Alberto Medina como los primeros marcadores por las bandas, mientras que Lucas Ayala se alineó con Pável Pardo y Leandro Augusto en la zona de contención.
El planteamiento de Eriksson delegó la necesidad de funciones exactas para Ayala y el “Jagger” Martínez, al ser los hombres con la encomienda de entrar desde el medio campo y después colocarse de inmediato como defensivos en la propia cintura del conjunto nacional. Un acierto de ellos podría convertirse en gol, una falla sería letal.
Pero el error realmente apareció en el complemento, cuando comenzó la oleada de cambios que se ordenaron desde la banca mexicana, sobre todo a la defensiva, ya que Julio Domínguez causó con su ingreso un corto circuito en la zona central, la que en el primer tiempo lució serena con Édgar Dueñas y Leobardo López. Así cayó el gol en contra.
Ya desde la primera media hora de juego el Tricolor perdió el control. El arranque fue favorable, con dominio territorial y orden, aunque escasas llegadas de real peligro, pero Suecia cobró seguridad poco a poco y ya hacia el descanso pisó con avisos considerables el área de Oswaldo Sánchez.
Los cambios en definitiva descompusieron a la Selección Mexicana, sobre todo a la defensiva, lo que se combinó con un toque más frontal de los escandinavos.
El correr del reloj presionó a los mexicanos, el desprendimiento se intentó con mayor velocidad pero escasa precisión. Desde la banca se optó por los trazos cruzados profundos para aprovechar la velocidad de César Villaluz por derecha y Medina que se cambió a la izquierda.
La inteligencia en el manejo del balón se ausentó y la imagen fue de un Tricolor con más urgencia que creatividad, con precipitaciones y nula eficacia en el último tercio. Fue un funcionamiento más a la desesperada, sin calma ni conjunción.
Así empezó la Selección el 2009. Sólo media hora de toque y toque sin contundencia, el resto con la misma falta de conexión de los pasajes negros en Kingston y San Pedro Sula. El horizonte no luce alentador rumbo al Hexagonal.