MADRID (AP) — Delegados que asisten a una conferencia sobre seguridad en los alimentos insistieron el martes en que los problemas económicos que enfrentan las principales naciones industrializadas del mundo no deben desviar la atención de las apremiantes necesidades de casi 1.000 millones de personas hambrientas.
“Hagamos todo lo posible para que el hambre siga estando en el centro del lente político. La historia juzgará nuestra respuesta”, dijo el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, al clausurar una conferencia de dos días a nivel ministerial organizada por España y la ONU.
España anunció que entregará 1.000 millones de euros en nueva asistencia a la agricultura y a la seguridad en los alimentos durante los próximos cinco años. Señaló luego que la lucha contra el hambre y la desnutrición será una de sus prioridades cuando Madrid asuma la presidencia de la Unión Europea durante seis meses, en el 2010.
Ban y los delegados respaldaron la idea de forjar una nueva alianza para combatir el hambre mediante una mejor coordinación de gobiernos, instituciones internacionales, grupos de ayuda, e inclusive de gente pobre.
Pero grupos de asistencia alertaron que eso no debería representar simplemente engrosar las filas de la burocracia internacional.
La reunión en Madrid fue convocada como secuela de la cumbre sobre alimentos realizada en Roma en junio pasado. Esa cumbre, a su vez, fue propuesta a raíz de disturbios causados en países en vías de desarrollo por millares de manifestantes indignados ante la suba de alimentos, especialmente el arroz y el trigo.
La ONU denunció que las personas que sufren hambre en el mundo ha subido a casi mil millones, tras ser de 923 millones en el 2007.
“El problema del hambre no está desapareciendo. Está empeorando”, dijo David Nabarro, líder de la fuerza de tareas de la ONU que trata de lidiar con la tragedia.
El presidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero dijo que en tanto las naciones industrializadas podrán finalmente recuperarse de la recesión económica, las personas hambrientas carecen de esperanzas, pues la falta de alimentos se ha convertido en un estilo permanente de vida.