Jorge Ramos
PLAYA DEL CARMEN, México — ?¿Qué pasó con la playa??, me dijo incrédula una visitante que hacía cuatro años no regresaba al lugar. ?Antes la playa se extendía hasta donde están ancladas las lanchas. Y ahora no queda casi nada de arena. ¿Qué pasó aquí?? Lo que ha pasado en Playa del Carmen, Cancún, Akumal, Cozumel, Isla Mujeres y toda la Riviera Maya ha sido la tormenta perfecta. Es una temible combinación de huracanes, del aumento del nivel del mar por el calentamiento global, y de una pésima, ignorante y permisiva política de construcción de hoteles. El resultado ha sido que algunas de las mejores playas de la península de Yucatán y del mundo están desapareciendo. Este fenómeno triste y depresivo se expande al sur, hacia las ruinas de Tulum, en la llamada Riviera Maya. Salí a trotar dos mañanas, poco después de que saliera el sol, y los escenarios son espectaculares. Pero los extraordinarios paisajes naturales están desfigurados por bolsas enormes de arena que actúan como arrecifes artificiales y hoteles mastodónticos cuyos patios y piscinas, literalmente, se extienden hasta el borde del mar. Lo peor que vi fue un centro turístico en la Riviera Maya que construyó una gigantesca plancha de cemento sobre casi toda la playa. El mar se estrella contra una grisácea pared. El bloque de concreto evita el paso por la playa. ¿Quién fue el funcionario que dio el permiso para construir ese monumento a la fealdad que atenta gravemente contra el medio ambiente de la zona? Ese tipo de construcciones, hasta el borde mismo del mar, destruye las plantas que evitan la erosión de la arena y, a la larga, se acaban las playas. Y esos horrorosos ?arrecifes artificiales? hechos con bolsas enormes de plástico evitan, sí, que ciertas partes de la playa se erosionen. Pero contribuyen a una mayor erosión en sus extremos. El abuso y falta de responsabilidad de ciertos negocios hoteleros, la corrupción de los políticos que permitieron construcciones en zonas federales o protegidas, y la destrucción de plantas y manglares, aceleran la pérdida de playas que es consecuencia del aumento en el nivel de los océanos. Y eso sin contar con la inevitable llegada de huracanes. Quienes tengan la menor duda de que el calentamiento global es algo real, basta con qué se den una vuelta por aquí y verán inmediatamente sus efectos. Esto no es una invención de los ambientalistas. Es una advertencia: Si no se hace algo ahora, las todavía paradisíacas playas de Cancún, Isla Mujeres y alrededores se parecerán en unas décadas a los rocosos y escabrosos litorales europeos. @. Headline Serif Italic: