Carlos Rubio,
Agencia Reforma
GUADALAJARA, Jalisco .- Después de un fin de semana sin futbol por la tragedia que sacudió al País el 19 de septiembre, los futbolistas de Chivas y Lobos BUAP entraron a la cancha en sigilo, sin el himno de la Liga MX, y levantaron el puño al aire, emulando a los brigadistas que pedían completo silencio para buscar víctimas del sismo. El Estadio Chivas se quedó callado por un minuto y de nuevo rodó el balón. La directiva del Rebaño, a través de redes sociales, intentó motivar a la afición a que, al minuto 19, levantara los brazos y aplaudiera para rendir homenaje a las víctimas del temblor, pero el foco de atención fue Alan Pulido, quien salió de la banca para calentar de cara a su debut en el torneo tras recuperarse de una fractura. Los aplausos fueron para él. El Guadalajara sufrió su segunda derrota en casa, la cual podría dejarlo sin posibilidad de refrendar el título de Liga. Al minuto 84, Amaury Escoto midió el balón ante la débil marca de Oswaldo Alanís y se tendió para rematar de chilena. Marcó un golazo que sepultó a las Chivas ante su gente, que hizo una pobre entrada. El habitual juego ofensivo del Guadalajara desapareció ante una más agresiva popuesta de Lobos BUAP, que derrotó 2-1 al campeón a domicilio. El peruano Luis Advíncula puso adelante a los visitantes al 21’, con un remate en el área chica. Rafael Puente del Río, quien se presentó como técnico de Lobos ante el equipo en el que fracasó hace dos años como directivo, puso a tres delanteros, que invadieron constantemente el área rojiblanca. La defensa local, sin el lesionado Jair Pereira, pero con Carlos Salcido como líder, se veía nerviosa e incómoda. Escoto tuvo la primera, al 7’, cuando solo frente a Cota soltó un bombazo que sacudió la base del poste. Fue el más peligroso e hizo olvidar al goleador colombiano Luis Quiñones, separado del equipo por indisciplina. Acabó el primer tiempo de pesadilla y los abucheos de la gente despidieron al equipo local rumbo al vestidor. Rodolfo Cota, molesto, respondió a un insulto sin detener el paso. En el complemento, Almeyda mandó a la cancha a Jesús Godínez y a Pulido y los locales fueron otros, equilibraron y dominaron, hasta que llegó una genialidad de Pizarro, al 52’, y el partido se empató. Pero llegó el castigo de Escoto con un gol que lleva etiqueta de Puskas, causó la locura de su banca.