Boeing ha anunciado su quinto retraso de su nuevo avión, el 787 que prometía empujaría a la empresa a nuevos horizontes.
Este retraso no solo afectaría a la empresa, sino a toda la región.
Boeing ya ha perdido a clientes y en esta economía, clientes es lo más valioso y que no se deben de perder.
Boieng es una de las empresas que sirven para medir la economía de este estado. Si Boeing le va bien, este progreso se filtra a los negocios alrededor de la empresa como restaurantes y tiendas.
Si le va mal, lo mismo le sucedería a todos.
Empresarios han dicho que esto es una falla mínima y todo va a seguir en su camino pero realmente han fallado desde que empezaron a posponer el avión.
Primero hay que clarificar, retrasar un avión para verificar que esté en buenas condiciones para volar es algo que se debe de hacer para así garantizar la seguridad de los pasajeros y la imagen de la empresa.
El fallo aquí fue en la planeación y en la administración. A lo mejor uno de los primeros errores lo cometieron al no manejar la huelga de maquinistas que también provocó retrasos. La realidad es que el producto no está terminado cuando lo prometieron.
El 787 no sólo representa el futuro de una compañía que busca salvarse bajo una depresión que más afecta más a su industria.
El 787 representa salvación económica para todos.