Alfonso Delgadillo
(Agencia Reforma)
Las vacaciones escolares de verano han comenzado, y con ello, el deambular de sus “angelitos” por toda la casa, incluyendo la cocina a todas horas, por lo que se multiplican los riesgos de que sufran quemaduras, entre otros accidentes.
El IMSS asegura que las quemaduras más frecuentes en niños se deben a líquidos hirviendo, por lo que hay que evitar que jueguen o correteen en derredor de la estufa.
Las primeras horas posteriores a una quemadura son cruciales, pues es cuando más se agrava el estado de salud. Los casos de mayor frecuencia de niños quemados son por líquidos hirviendo -ocho de cada diez pacientes-, mientras que las demás causas se deben a fuego directo o electricidad.
Los niños menores de seis años resultan más propensos a quemaduras debido a su incapacidad para medir el peligro, a responder ante el mismo y a la falta de precaución de sus padres, señaló el doctor Marcelo Castillero Manzano, director de la Unidad de Medicina de Alta Especialidad (UMAE) del Hospital de Especialidades, del Centro Médico Nacional de Occidente (CMNO), del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Ante una quemadura por líquido, Castillero Manzano recomendó quitar la ropa del pequeño y, con un trapo húmedo, aplicarle fomentos debido a que la piel es conductora de calor.
Cuando se trata de lesiones por fuego directo, dijo, hay que apagarlo con una cobija grande, después quitársela al igual que la ropa quemada y envolverlo en una sábana de algodón.
En ambas situaciones, abundó, se debe acudir de inmediato al Servicio de Urgencias más cercano, donde se les pueda atender profesionalmente. Allí, entre las primeras medidas está la canalización vía intravenosa para suministrarle líquidos, ponerle un catéter central a efecto de sedarlo, suministrarle antibióticos y colocarle una sonda en la uretra para cuantificar líquidos y poder hacerle exámenes de laboratorio generales.
Para la atención de este tipo de lesiones, el IMSS cuenta con un esquema que permite medir el porcentaje de la superficie quemada y calcular la cantidad de líquido se debe aplicar al paciente.
Ante quemaduras por fuego directo, donde generalmente existe humo, es probable que se presente la asfixia, por lo que los médicos especialistas revisan las vías aéreas altas con una broncoscopía, para ver si no existen lesiones internas.
Cuando su condición es grave, añadió, se entuba al paciente para proporcionarle oxígeno mediante una ventilación mecánica y es sometido a una revisión exhaustiva que ayuda a detectar posibles fracturas y dislocaciones, entre otras politraumatizaciones. Además, se hace un examen de los ojos para descartar la quemadura de córneas.
La atención, explicó el director de la UMAE, continúa en el área de observación para quemados, debido a que entre los siete y diez primeros días se considera un período crítico para el paciente en el que incluso puede perder la vida.
Después viene una etapa en la que hay que cuidar que no se infecte, precisó el especialista, quien explicó que la piel, además de ser un gran protector, es el regulador de la temperatura en el cuerpo. Cuando se pierde piel, también se pierde agua, sangre, potasio y calcio.
Otra etapa posterior es la atención por secuelas dejadas por las quemaduras. En muchos casos se presentan lesiones retráctiles que impedirán el movimiento de los dedos de las manos. Para ello se requerirá de cirugías plásticas reconstructivas, Medicina Física y Rehabilitación, y vigilancia por lo menos durante tres o cuatro años.
El especialista del IMSS enfatizó que el padre o la madre de un niño quemado deben evitar los remedios caseros, darle líquidos o cualquier otra cosa como analgésicos; se debe mantener al niño en ayuno, no ponerle nada en las quemaduras, conservar la calma, llevarlo de inmediato al hospital y confiar en el personal médico que lo atiende.
Este tipo de accidentes se pueden prevenir evitando calentar o cocinar en la primera parrilla de una estufa, que generalmente un niño puede alcanzar con cierta facilidad; tapar los enchufes eléctricos, no dejar combustibles, cerillos o encendedores a su alcance; impedir que juegue con cohetes, y revisar con detalle las instalaciones eléctricas, especialmente las series de focos navideños.
Finalmente, el galeno dijo que cuando un niño sufre una quemadura, entra en pánico y tiende a correr, provocando que la herida sea más profunda, por lo que en la medida de lo posible, hay que detenerlo y apagarlo.