Lilia Reyes
Agencia Reforma
Envuelto en la bandera de México, besándola, y con miles de personas ovacionándolo, fue como Alejandro Fernández realizó el tradicional Grito de Independencia, la noche del martes en el Mandalay Bay Events Center, de Las Vegas.
Aunque el concierto que ofreció, como parte de los festejos patrios y de la celebración de su día oficial en La Ciudad del Pecado, inició en punto de las 21:00 horas, fue hasta hora y media después que El Potrillo comenzó a lanzar los ¡Vivas! a los héroes de la Independencia.
“¡Viva México!, ¡vivan nuestros héroes que nos dieron patria!, ¡viva Hidalgo!, ¡viva Guerrero!, ¡viva Allende!, ¡viva nuestra Independencia! ¡Viva México, viva México, viva México!”, expresó el intérprete ante cerca de 12 mil personas que abarrotaron el lugar y que, mientras caían cientos de papeles multicolores, exaltaban su amor hacia el País.
Luego del Grito, Alejandro no dejó que el ánimo decayera, y para ello se sirvió de temas como “Guadalajara”, “Ay Jalisco No Te Rajes” y “México Lindo y Querido”, así como de canciones clásicas de su padre, Vicente Fernández, como “Las Llaves de mi Alma”, “Por Tu Maldito Amor”, “Mujeres Divinas”, “Acá Entre Nos” y “De Qué Manera Te Olvido”.
Con cada una de los temas el público se desvivía en piropos para el cantante, especialmente las mujeres, para quienes frases como “¡papacito!”, “¡te amo!” y “¡guapo!” no eran suficientes para mostrar las pasiones que desde el escenario él les despertaba.
Y es que desde que Alejandro se paró en el templete, las chicas reunidas en el recinto enloquecieron: le celebraban cada paso, cada gesto, cada movimiento, y la euforia llegaba a su punto máximo cuando cambiaba la letra de alguna canción por algún comentario sensual, tal como sucedió con “Nube Viajera”.
“Ay amor, estoy vencido, no tengo fuerzas para luchar. Ay amor, no cabe duda que sigo siendo… buen semental”, cantó cambiando la última frase, pues en la canción original la palabra es sentimental.
No obstante, en algunos casos los cambios en las estrofas no eran parte del show. El Potrillo, por momentos, olvidaba la letra de las canciones, lo que le obligaba a improvisar o a dejar que fuera el público quien entonara la melodía.
A pesar de que durante el concierto el intérprete se dirigió sobre todo a las mujeres, también aprovechó para invitar a sus fans a dejar, por al menos dos horas, los problemas de lado.
“Cántenle bien, pero cántenle todos, no sean fresas. Todos vamos perdiendo igual, vamos a olvidarnos de todos nuestros problemas acá en Las Vegas”, expresó.
El público se negaba a dejarlo ir, pero, después de dos horas en las que recorrió sus éxitos, El Potrillo se despidió con “Mañana es para Siempre”, dejando a miles de potrancas deseosas de más.