Elige: ser ‘macho’ u ‘hombre’

Georgina Montalvo

(Agencia Reforma)

¿Nacen o se hacen? Los hombres no nacen siendo ‘machos’, expertos en temas de género aseguran que el machismo es una serie de actitudes aprendidas que tienen como fin demostrar que lo masculino siempre es mejor que lo femenino.

Así es que, al tratarse de un aprendizaje, los hombres jóvenes tienen la opción de elegir un camino distinto para, entre otras cosas, lograr establecer relaciones más equitativas, profundas y basadas en el respeto con las mujeres, sean amigas, madre, prima, hermanas o novias.

Seguir por el camino “tradicional” de ser hombre es realizar actividades con las que buscan demostrar fortaleza y poderío, aunque eso implique ponerse en riesgo.

Por ejemplo: beber alcohol en exceso, consumir drogas, conducir a alta velocidad, retar a los golpes o a la competencia. También la conquista sexual, ser agresivos o basar la autoestima en cosas materiales.

Al actuar bajo estas premisas, algunos jóvenes califican sus actitudes como “juegos” de adolescentes sin detenerse a pensar sobre lo que esto representa en la construcción de su propia masculinidad. De hecho, ser así representa para muchos estarse convirtiendo en “verdaderos hombres”.

El otro camino

Jóvenes que se animan a dejar de lado esas actitudes “de hombre”, corren el riesgo de ser objeto de rechazo por sus pares quienes han elegido el camino tradicional o bien, de algunos miembros de su familia que no aceptan que las cosas sean diferentes.

Sin embargo, quienes quieren insistir en hacer las cosas de otra manera pueden cambiar actitudes en la vida diaria.

Por ejemplo, si en la familia se asume que los hombres sólo deben ser los proveedores de los recursos económicos y por lo tanto, los únicos que tienen derecho a ejercer autoridad, los jóvenes pueden intentar colaborar en las tareas domésticas, jugar con las niñas (hermanas o primas pequeñas) y mostrarse más flexibles para seguir las propuestas de alguien de la familia.

Con los amigos, fuera de casa, cuando no quieran participar en juegos pesados o ya no quieran beber, podrían imponerse el hacer totalmente caso a sus deseos. Si llegan a ser agredidos o tachados de “maricas”, la opción sería retirarse de esa situación.

Si al hacerlo sienten que no es algo agradable y aparecen el enojo u otro malestar por estar experimentando esta nueva forma de relación familiar y con los amigos, pensar en lo redituable de estas actitudes puede proveer de un nuevo aliento.

Entre los beneficios de esta forma de relacionarse con el género femenino están el equilibrar las relaciones de poder dentro de la familia, que las nuevas generaciones aprenderán que hombres y mujeres pueden convivir de una manera respetuosa, donde el abuso, el maltrato y la violencia no tienen cabida.

Mito

Uno de los principales mitos que Marina Castañeda, autora de El machismo invisible, identifica es la creencia de que el hombre es más fuerte que la mujer.

Según Castañeda, la fuerza física siempre ha sido el argumento principal a favor de los hombres en su intento por dominar a las mujeres, pero la psicóloga explica que si bien es cierto que el hombre promedio es 10 por ciento más alto que la mujer, pesa 20 por ciento más, y tiene 30 por ciento más fuerza, sobre todo en la parte superior del cuerpo, también lo es que la diferencia física entre los sexos está disminuyendo, además de que la fuerza menor en las mujeres nunca les ha impedido realizar labores pesadas.

Tabla Rumbo al cambio

A los varones que son machistas, pero quieren dejar de serlo, especialistas de Hombres por la equidad les proponen realizar las siguientes actividades en el hogar:

Ÿ Ayudar en el trabajo doméstico.

Ÿ Jugar con la pareja e hijos.

Ÿ Tomar en cuesta sus propuestas.

Ÿ Involucrarse emocionalmen- te con ellos.