Ni una lágrima por Freddie Ljungberg

Este es un Ljungberg (Derecha), que usted no ha visto mucho… cuando era joven, sacudido por un compañero de la selección de Suecia…

Jorge Rivera – Hablemos fútbol

Un comunicado de prensa largo, caballeroso y con respetable dosis de gratitud, emitió esta tarde del Viernes 30 de Julio el Club Seattle Sounders, para anunciar que el primer jugador designado de su historia, el sueco Freddie Ljunberg, había sido enviado al Chicago Fire, a cambio de una selección en el próximo Super Draft colegial, o en el 2012.

De esta manera, a mi modo de ver elegante y respetuosa, el Club de Seattle le dijo adiós a uno de sus personajes mas notorios, y con más impacto de mercadeo, durante la fundación del equipo.

El comunicado resume los logros más notables del fogoso medio campista escandinavo, sus 9 pases a gol el año pasado, para ser cuarto en la liga en esa categoría, su mención de jugador de Octubre, su selección al juego de estrellas, etc.

La forma como sucedió la transacción, sin dinero real, ni “de asignación” de por medio, y a cambio de un prospecto posible del futuro, y sin claridad en quién o cuándo, hace pensar que Sounders, sin embargo, “se deshizo” del jugador, para poder usar el espacio del “roster”, e incorporar su nueva contratación internacional.

Al final del día, la noticia es un hecho, se vá el sueco, de 33 años, jugador del mundial del 2002 y 2006; lo reemplaza en el plantel activo un uruguayo (Alvaro Fernández), de 24 años, jugador del mundial del 2010.

Es el ciclo de la vida, y algo más.

Freddie Ljungberg, se ha ido; quien escribe, no se cuenta entre quienes llorarán su partida; he aquí mis razones.

Un jugador costoso

Ljungberg llegó a la liga “investido” con el título de jugador designado, que en la práctica quiere decir “costosa estrella internacional para atraer público”.

Ljungberg ganaba, según reportes oficiales del sindicato de jugadores, más de 4 veces lo que ganaba cualquier otro jugador.

¿Producía 4 veces más en la cancha? Por supuesto que no; ¿Atraía 4 veces más público? Quizás ayudó a llamar la atención al principio, quizás deba dársele el crédito de que su contratación ayudó a establecer la credibilidad del equipo en su capacidad de “hacer cosas grandes”.

Pero nunca fue ni el ídolo de la multitud, ni el jugador estrella.

Pasado de años

Es difícil hablar del tema de la edad de los jugadores, se siente uno aprovechado y mal agradecido con las estrellas del pasado; pero la fórmula de contratar antiguas glorias para mejorar el respeto y la asistencia en la MLS, ha dejado más resultados penosos que buenos, y Ljungberg es un buen ejemplo.

La carrera productiva de Ljungberg estaba en su final cuando llegó a Seattle, venía de ser nombrado “la estafa más grande en la historia del West Ham United”, luego de su muy breve paso por ese Club, a la salida del Arsenal, donde realmente sí fue estrella.

Ljungberg no ayudo en el éxito inicial del equipo, en la cancha, porque cuando jugó su primer partido ya el verde era la revelación de la liga; de hecho, ya Montero era la estrella de Sounders.

Se ha demostrado una y otra vez que en MLS “una golondrina no hace verano”, y la mayoría de los clubes que han invertido en grandes nombres no han logrado grandes resultados, cuando estos llegan al final de su carrera.

La edad de Ljungberg “raya” con el concepto de un equipo joven, que falla por inexperiencia, pero que muestra talento en la cancha con jugadores fogosos y humildes como Hurtado, Alonso, Montaño, con promesas del fútbol mundial como ellos mismos, Montero, Zakuani, ahora Fernández.

Esa es la identidad que gusta de Sounders, y esa puede ser la tendencia del futuro en otros clubes, camino a la verdadera madurez de la liga.

Enojón, y grosero

Los que siguen el fútbol mundial saben que Ljungberg era famoso por sus rabietas desde su paso por la selección de Suecia, donde con frecuencia se peleaba con sus compañeros, en particular con uno de apellido Melberg (Foto).

Los que lo vimos en entrenamientos pudimos notar varias veces sus gritos a otros compañeros, que rompían la concentración en las prácticas, y por su puesto en cancha se vieron varias de sus rabietas, alegatos y consecuentes tarjetas amarillas.

En uno de esos episodios, el técnico Schmid hizo referencia a los reclamos excesivos de sus jugadores al árbitro, dijo que eran poco productivos para el equipo; Ljungberg contra punteó diciendo a la prensa que el había jugado en las mejores ligas del mundo (implicando que Sigi no ha dirigido en ellas), y que allí era considerado normal y hasta positivo un comportamiento así.

Eso es grosero, eso no es de ley.

Un estorbo táctico, por ratos

Ljungberg y Montero, lo mencionamos varias veces, no desarrollaron nunca química en la cancha, parecían estorbarse a veces; y aunque esas cosas no pueden probarse, los espacios entre los dos no se habrían fácil.

El fútbol de velocidad con personalismo, no es fácil de integrar con el fútbol de toque de conjunto rápido y sorpresivo; y en los Sounders los dos estilos chocan con frecuencia, siendo Ljungberg claro representante de la escuela del primero.

Freddie Ljungberg debe ser reconocido en Seattle porque le dio perfil a la franquicia, no porque su contribución en cancha haya sido mucha, ni porque haya ayudado a construir la identidad del equipo; francamente, no creo que sea pronto, que volvamos a ver un jugador de sus características; mayor, personalista y temperamental, en la alineación del equipo.

Ljungberg cumplió con su contrato y se fue cuando fue notable que no se le iba a renovar, por eso su salida no es una noticia sorpresiva, por eso pocos de sus seguidores llorarán por su partida.

Desde este esquina no es fácil criticar a un equipo que uno respeta por su organización, y que quiere ver triunfando, pero no era fácil ver la contribución de Ljungberg por su precio, y era muy difícil ver su simpatía.

Que le vaya bien.

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