Karina González
Agencia Reforma
“En ocasiones, el cambio de lugar de estudio se debe a cuestiones económicas, a sistemas educativos rígidos o a que la familia se muda a otro rumbo.
“El regreso a clases siempre es fuente de ansiedad para los niños, y más cuando ingresan a una nueva escuela. El nivel de estrés varía de acuerdo a la experiencia que el pequeño haya tenido en la institución anterior y de cómo eran sus relaciones con sus maestras y compañeros”, explicó el psiquiatra infantil Oscar Sánchez.
De acuerdo con el especialista, los padres tienen que asegurarle al menor que lo van a apoyar durante el proceso de adaptación. Si el niño observa que sus papás están tranquilos, él también se sentirá así y sabrá manejar los cambios de manera más positiva.
Para que el pequeño se sienta familiarizado con su nueva academia, aseguró Chávez, es conveniente que visite, antes del primer día de clases, las instalaciones y específicamente las aulas de estudio.
También resulta benéfico que conozca al director académico y a los profesores, para ir estableciendo con ellos una relación de mayor confianza y comunicación.
Transición paulatina
De acuerdo con la licenciada en educación Sara Chávez, el proceso de adaptación de un niño al entrar a una escuela distinta varía según su edad.
“Los pequeños de preescolar se adaptan a la academia en una semana o máximo 15 días. Si el niño tiene necesidades educativas especiales o es muy apegado a su familia, puede tardar hasta un mes.
“En ocasiones, a los niños más grandes les cuesta trabajo integrarse, pues tienen una personalidad más definida y son sensibles ante las reacciones de sus compañeros”, dijo la también directora del Instituto Cultural Ahatzin.
“Es importante que exista trabajo conjunto de los padres de familia y los maestros. Deben tratar al niño con amor y paciencia y explicarle todas las ventajas del cambio, como conocer nuevas personas que despertarán sus habilidades cognitivas y sociales”, concluyó Chávez.