Reflexiones
La Raza del Noroeste
Esta semana ha entrado en furor completo la celebración del Bicentenario de la Independencia de México, y de varios otros paises latinoamericanos.
Mil Ochocientos Diez fúe sin duda el año en que los hijos de inmigrantes españoles se canzaron de ser regidos por una corona lejana y déspota, que enviaba representantes abusivos a nuestra tierra, con la sola misión de llevarse la riquezas.
Desde México hasta Chile, y desde Cuba hasta Uruguay, como dice la canción, los “criollos” celebramos las rebeliones que se esparcieron por nuestro continente, como pólvora de libertad.
¿Está nuestro continente mejor que entonces?
¿Se han roto las cadenas de represión y de pobreza?
Quizas no todas, y por el camino sin duda han surgido otros males, como el narcotráfico.
Pero América Latina ha mostrado progreso y se ha convertido, en gran mayoría, en una región civilizada y democrática.
Cada país recibe su bicentenario en una realidad distinta, en México por ejemplo, la república se debate entre la fé de la gente buena, y la inseguridad y la muerte que deja la operación del narcotráfico.
México, cuya nación está ahora extendida por muchos países, principalmente este, celebra su Bicentario con orgullo de raza, de país, y con enojo nacional contra el narco, contra el flagelo de la violencia causada por dinero.
Es cierto que la celebración, desde lejos, se siente distinta, todos estamos en el día a día de nuestra vida aquí, de nuestro trabajo y nuestra lucha individual para salir adelante. Pero aún en medio de ello, siempre existe el momento de celebrar nuestra libertad.
Fiestas Patrias en el Noroeste es un momento para recordar nuestro origen étnico y cultural, y para conectarnos con la realidad del país que dejamos, pero del que siempre nos sentiremos parte.
¡VIVA LA LIBERTAD!