La Rosca de Reyes

Agencia Reforma

Hoy se sabe que el origen de la rosca o roscón no tiene nada que ver con la llegada de los Reyes Magos a Belén para adorar al niño, sino que parece estar relacionado con las saturnales romanas, fiestas dedicadas al dios Saturno con el objeto de que el pueblo romano en general pudiera celebrar los días más largos tras el solsticio de invierno.

Para estos festejos se elaboraban unas tortas redondas hechas con higos, dátiles y miel, que se repartían entre plebeyos y esclavos.

Felipe V importó de Francia a España esta tradición del roscón para culminar las fiestas navideñas, dicho pastel estaba cubierto de frutas escarchadas y tenía en su interior una pequeña sorpresa, a veces de gran lujo y valor.

La Rosca de Reyes y el Niño Dios en el interior son dos conceptos que surgieron de la necesidad de encontrarle un lugar seguro para su nacimiento con el fin de que el Rey Herodes no pudiera matarlo en su persecución de los infantes.

Una vez popularizada la tradición de la rosca en el siglo tercero se le introducía un haba seca que simbolizaba la regeneración, el resurgir de la vida, el año nuevo.

El afortunado al que le tocaba era nombrado rey de reyes durante un corto periodo de tiempo por lo que años después se empezó a nombrar a este pan como Rosca de Reyes.

Con la propagación del cristianismo en el mundo se asoció la antigua tradición del haba con la llegada de los reyes magos a la adoración del nacimiento de Jesús.

Por eso se reemplazó la semilla por una figura del Niño Jesús, la cual recordaría a las familias la necesidad de brindarle un hogar para que nazca y crezca en los corazones de los hombres.