Scott North, Erick Stevick y Rikki King
The Daily Herald
La guardia de policía Jaime Biendl aparentemente mordió, arañó y le enterró las uñas, al violador convicto, Byron Scherf, quien es el principal sospechoso de haberla matado, el sábado pasado, dentro de la capilla del Complejo Correccional de Monroe, dice la orden de cateo.
El preso Scherf tenía gotas de sangre en su ropa, “marcas de mordidas en las puntas de sus dedos y rasguños en sus glúteos”, de acuerdo a los documentos de la corte. También tenía “sangre visible en sus manos y marcas en las palmas” como podrían ser las marcas de una persona que quiso estrangular a su víctima, decía la orden de cateo.
La oficial Biendl, de 34 años de edad, fue hallada sin vida, el sábado pasado, sobre el escenario de la pequeña capilla, del Complejo Correccional de Monroe; el cordón del amplificador estaba envuelto en su cuello, dijo la portavoz de la policía Debbie Willis.
Después de que se descubrió el asesinato, Scherf, preso y principal sospecho, pidió perdón llorando, según documentos de la corte. “Perdón”, dijo Scherf a dos guardias que lo vigilaban, “Solo me quería disculpar por lo que pasó”. Luego, Scherf pidió que una enfermera le inyectara una vacuna contra el tétano, porque había sido mordido en su dedo medio de la mano izquierda, según documentos del cateo.
Los detectives encargados del caso, pidieron permiso al juez para revisar el cuerpo de Scherf, recolectar cabellos para tener muestras genéticas y tomarle fotos sin ropa. Están investigando la muerte de la oficial Biendl como un posible homicidio de primer grado.
El martes, Scherf fue transferido de Monroe a la Cárcel del Condado de Snohomish. El superintendente de la prisión, Scott Frakes arregló la trasferencia del preso, mientras la policía de Monroe completa la investigación por homicidio. La policía usualmente entrevista a los sospechosos de un homicidio dentro de una cárcel, en vez de una prisión, dijo el portavoz del departamento de correccionales Chad Lewis. Ellos decidieron que seria mejor para la investigación.
La orden de cateo ofrece más detalles sobre lo que paso el sábado por la noche. Describe como Scherf, un preso voluntario, era la única persona cerca de Biendl mientras ella trabajaba sola en la capilla. La capilla se cerraba a las 8:30 p.m., y en el libro de registros, Biendl había escrito la palabra en ingles “recall”, que significa que todos los presos han regresado a sus celdas. A las 9 p.m. Biendl salía de la capilla y a esa hora nadie la había visto, ni se había reportado para entregar su puesto.
Durante el recuento de los presos a las 9:14 p.m., Scherf no estaba presente. El fue hallado a las 9:20 p.m., sentado en una silla cerca del lobby de la capilla. La puerta de la capilla estaba entre abierta y la luz de adentro estaba prendida, de acuerdo a lo que se declaró en la orden de búsqueda, preparada por el detective de la policía de Monroe, Spencer Robinson.
Scherf le dijo a los policías que él había estado escondido debajo de un escritorio y había planeado escapar porque estaba cansado de pagar cadena perpetua. “Ya estoy harto, planeaba escapar”, dijo Scherf.
Uno de los oficiales le dijo a los detectives que había sangre en la chaqueta y en la camiseta de Scherf. Scherf les dijo que la sangre había sido por que fue “golpeado” por otro preso. Le tomaron fotos, la ropa fue tomada como posible evidencia y fue llevado a la unidad de segregación. “Como el preso Scherf había sido hallado, se creyó que el incidente había terminado”, decía la orden de registro. “La capilla fue asegurada, con las puertas cerradas y con llave. El personal continuo con sus deberes”.
No fue sino hasta después de las 10 p.m. que los oficiales de seguridad se dieron cuenta que el radio y las esposas de Biendl no habían sido entregadas, proceso que se requiere que todos los oficiales hagan, al concluir su jornada. Sus compañeros de trabajo corrieron a la capilla y la buscaron. La encontraron sin vida, sobre el escenario de la capilla. Su radio fue hallado a “distancia de donde ella estaba” debajo de los asientos de primera fila, dijo Willis. El micrófono del radio fue arrancado.
Biendl tenía su ropa y abrigo puesta, y aun tenia sus llaves, dijo Willis. Las autoridades dijeron que no había evidencia de que Biendl hubiera sido atacada sexualmente. Scherf le dijo a una enfermera que no estaba seguro como había recibido aruños en sus glúteos. El no quiso que le examinaran sus genitales, ni su región pélvica.
Han sido momentos difíciles para todos los que trabajan en la prisión, dijo Lewis. Una prisión no se puede cerrar por una investigación y de hecho el trabajo se incrementa durante un periodo de estrés. “El personal siente miedo, frustración y enojo, cada emoción, viene y se va”, dijo él.
Los presos fueron encerrados en sus celdas desde el domingo. Pero el cierre fue modificado, dándoles la oportunidad de salir de sus celdas para comer. Los presos también han sentido la pérdida de la oficial Biendl. El departamento de correccionales tiene consejeros trabajando en el Complejo Correccional de Monroe.