El Chupón: Úsalo con medida

María Fernanda Torres

Agencia Reforma

Ya lo meciste, ya lo arrullaste, y nada…

Cuando tu bebé no deja de llorar, desearías que tuviera un botón mágico para tranquilizarlo. Al ver las opciones, lo más parecido a ese “interruptor” es el chupón.

Y vaya que funciona, al grado de que este pequeño artefacto también es conocido como pacificador.

Pero precisamente por su efecto tranquilizante, su uso genera controversia, ya que muchos papás recurren a él pensando más en su tranquilidad que en las necesidades fisiológicas de su hijo.

“La succión es un reflejo que tiene el bebé durante los primeros meses de vida. Al estar succionando, piensa que está conectado al seno materno, le produce placer y se relaja”, explica la pediatra Alma Rosa Marroquín.

De esta forma, si le das un chupón cuando llora, se calmará por la sensación de bienestar que le produce. Además de serenarlo, le parecerá gratificante porque es la forma en que descubre el mundo.

Su uso es un tema polémico, hay quienes están a favor, otros en contra.

“Realmente se deja a decisión de los padres. Yo soy partidario del uso del chupón porque tiene sus beneficios, siempre y cuando se utilice de forma adecuada y sólo durante periodos cortos”, señala el cirujano dentista Eduardo Reyes Sepúlveda.

Mientras lo uses con moderación, podrás sacarle provecho, sin perjudicar la sonrisa de tus hijos.

“El chupón brinda al niño una sensación de tranquilidad, seguridad y bienestar cuando tiene sueño y se quiere dormir, incluso durante el día, en periodos de irritabilidad”, detalla el especialista en odontología pediátrica.

Además de favorecer la primera fase del sueño, existe investigación científica de distintos organismos, entre ellos la Academia Americana de Pediatría y la Academia Americana de Odontología Pediátrica, que indica una relación entre el uso del chupón y la reducción del síndrome de muerte súbita del lactante, el cual se presenta con mayor frecuencia entre los 2 y 6 meses de vida.

Si decides darle chupón a tu hijo, el especialista recomienda hacerlo a partir del primer mes, para no afectar su adaptación a la alimentación del seno materno, ya que resulta más fácil succionar el chupón o una mamila que el pezón de la madre.

Reyes y Marroquín coinciden en utilizarlo únicamente en periodos de irritabilidad y para favorecer la conciliación del sueño, pero sugieren retirarlo una vez que el niño se quede dormido o lo escupa mientras duerme. No hay que dejar que lo use todo el tiempo.

“Después del primer año de edad ya no tiene riesgo de muerte súbita, así que no tiene por qué seguir usándolo”, añade Marroquín.

No hay que abusar

Los inconvenientes surgen cuando los papás abusan del uso del chupón, ya que de alguna forma ellos también se vuelven dependientes de su efecto. Incluso hay quienes lo endulzan con miel con tal de que sus hijos lo acepten y se tranquilicen.

“Abusan de sustancias dulces cuando el bebé aún no tiene desarrolladas sus papilas gustativas”, enfatiza Marroquín. “El niño lo usa por el hecho de succionar, no por su sabor”.

Cada vez que sus hijos lloran o se inquietan se lo dan, sin pensar que así, lo único que logran es fomentarles un hábito de succión que les desencadenará distintos problemas, en especial dentales.

“Algunos papás dejan que sus hijos traigan el chupón colgado de su ropa todo el tiempo para que lo usen a su antojo, pero el chupón se ensucia y se lo meten a la boca con bacterias”, indica la pediatra.

La falta de esterilización y el hecho de permanecer constantemente dentro de la boca aumentan el riesgo de otitis media.

Cuando su uso se prolonga después del primer año, afecta el crecimiento y desarrollo maxilar del infante.

“El chupón funciona como un aparato ortopédico que cambia la forma en que deben crecer los huesos del paladar normalmente”, explica Reyes.

La succión constante provoca paladar profundo, dientes chuecos, mordida abierta y mordida cruzada posterior.

También influye su tipo. Reyes recomienda los ortodónticos, ya que su forma anatómica, similar al pezón materno, reduce las probabilidades de desarrollar problemas dentales.

Aun así, cualquier estilo debe utilizarse sólo en determinadas situaciones y con moderación, y eliminar su uso al año.

Es cierto, nada resulta más tierno que ver a un bebé con su chupón, pero esa imagen deja de ser dulce cuando, al crecer, el niño tiene los dientes chuecos.

El especialista asegura que erradicar ese hábito es más sencillo que quitar el de succión digital, ya que en el último caso se pueden necesitar otras alternativas, como trampas linguales en el paladar. En cambio, para eliminar el chupón basta con retirarlo.

“El chupón va a la basura y no se le vuelve a dar. Nada de hacerlo gradualmente. El niño llorará por dos o tres días, pero el chupón no vuelve”, indica el odontopediatra.

“No es apropiado usar otros remedios para quitárselo, aunque le pongas algo desagradable como chile, el niño lo encontrará agradable, porque el mecanismo de succión es un placer que le evoca estar con su mamá”, agrega Marroquín.

¿Y el biberón?

El biberón debe retirarse entre los 18 y 24 meses de edad, ya que al igual que el chupón, su uso prolongado ocasiona problemas dentales.

“A partir de los 8 ó 9 meses se pueden empezar a usar los vasitos entrenadores durante el día y el biberón por la noche”, sugiere la pediatra Alma Rosa Marroquín.

Según la edad del bebé será el tamaño del biberón y el flujo de la mamila.

“En los recién nacidos el flujo de leche debe ser lento, a través de un orificio pequeño, para evitar que se atragante”, indica la pediatra.

Para comprobar que el flujo sea el adecuado, voltea el biberón con la mamila hacia abajo, la leche debe caer gota por gota.

Existen diferentes tipos de mamila: de silicón (transparentes) y de látex (amarillas).

Ambos especialistas sugieren elegir las primeras (también en chupones), por ser más higiénicas que las de látex, cuyo material tiende a desarrollar alergias.

“La forma de la mamila también es bien diversa, se recomienda la más parecida al pezón de la mamá y que impida el paso del aire para reducir los cólicos”, menciona Marroquín.

Nunca permitas que tu bebé se duerma con el biberón en la boca, porque sólo estarás favoreciendo la aparición de caries temprana.

“Las bacterias que forman la caries viven en la boca, son parte de la flora bacteriana del organismo”, explica Reyes.

“Pero si dejas que la encía y los dientes del bebé queden llenos de restos de leche, estos se adherirán y aumentarán el riesgo de caries”.

Aunque el bebé no tenga dientes, debes cuidar su higiene dental. A partir de los 6 ó 7 meses de edad comienza a limpiar la encía con una gasa suave y húmeda para eliminar los restos de alimento antes de dormir.

“La primera consulta con el odontopediatra debe ser a partir de los 12 meses, ya que tenga erupcionados sus 8 incisivos -4 superiores y 4 inferiores-”, sugiere el especialista.

Desde pequeños ayúdalos a adquirir hábitos que favorezcan su salud.

Ellos te lo agradecerán con una linda sonrisa.

El uso inmoderado del chupón desarrolla:

– Cambios en el crecimiento y desarrollo esquelético del maxilar superior.

– Mordida abierta anterior (dientes superiores e inferiores no tienen contacto).

– Mordida cruzada posterior (molares inferiores sobresalen a los superiores).

– Protrusión dental (dientes anteriores salidos).

– Paladar profundo (estrechez maxilar).

– Riesgo de otitis media.

Higiene dental antes de los 24 meses de edad:

– Frota con una gasa suave y húmeda la encía y los dientes del bebé para eliminar los restos de leche, de preferencia antes de dormir.

– Cepilla sus dientes con un cepillo dental de cerdas suaves y apropiado para su edad.

– Utiliza pasta sin flúor hasta que el niño aprenda a escupir.