Qué de raro tiene

Efraín Palomino Morales

Corresponsal de La Raza del Noroeste

La fecha FIFA por fin terminó (¡bendito sea Dios!) y los ánimos en la cantina La Cáscara de Seattle estaban peor que en velorio de pueblo y es que con los resultados de la Selección Mexicana en la última semana el horno no estaba para bollos.

“¡Ando volando bajo, mi Tri está por los suelos, y Panamá tan alto tan alto, mirando mis desconsuelos, sabiendo que México es un equipo que está muy lejos de calificar a Brasil! ¡Ando volando bajo, nomás porque el Chepo quiere, y estoy clavado con la Concacaf, teniendo en la Liga MX tantos placeres, me gusta seguir a la Selección teniendo a mis Pumas en CU!”, cantó don Pedro, sentándose en la barra y echándose de un golpe y sin chistar un trago de tequila.

De pronto, la abuela Chucha a la cantina entró y siguiendo el tono melancólico, una canción de José Alfredo se aventó. “¡Tómate esta botella conmigo, y en el último partido nos vamos, quiero ver a qué sabe la eliminatoria sin poner en riesgo el mundial! ¡Esta noche no voy a rogarle al Chepo, esta noche se va de a deveras, qué difícil tener que dejar a mi selección sin que sienta que a Brasil no califica! ¡Nada me han enseñado los errores, el Chicharito siempre cae en fuera de lugar, otra vez a depender de extraños y a esperar que el Tri califique! ¡Tómate esta botella conmigo, y en el último partido nos vamos!”, cantó la doñita, con una espumosa en mano y un gran dolor en el pecho.

Cuando la parranda agarraba saborcito, el Chido One apareció y con más ganas que de costumbre, una canción cual Vicente Fernández en honor al Tri se entonó. “¡A los que al Tri contemplaron rodar en el fango y quisieran llorar! ¡A los que se pregunten porque ni con su talento ante Estados Unidos pudieron triunfar! ¡A los que a Decio juzgaron sin darle derecho siquiera de con la mano saludar! ¡A todos los que quieran saber nuestra tragedia se las voy a contar! ¡Yo siempre sostuve que no hay en el mundo ningún otro ser, que tenga fiereza de pies a cabeza como el Piojo! ¡Él es la furia, la chispa divina, la razón de ser! ¡Qué de raro tiene que el Tri se haya perdido por no tener al Piojo! ¡Qué de raro tiene que México se esté muriendo por un Piojo!”, cantó a gañote abierto el chilango americanista, mientras todos sacaban fuerza de flaqueza y una tremenda pamba le soltaban chulo que daba gusto.

¡Nos chutamos la próxima!

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