Noviazgo: ¿cuándo es mejor?

Karen López

Agencia Reforma

Hace unos años, las cartitas, recados y llamadas inesperadas daban indicios de las primeras ilusiones amorosas en los adolescentes. Hoy, basta con darle “like” a un estatus en Facebook, o mandar un mensaje al Inbox para que los chicos, cada vez más niños, inicien un “noviazgo”.

Aunque expertos coinciden en que la edad para empezar una relación es subjetiva, es cierto que las nuevas generaciones empiezan a ensayar desde los 12 años, quizá con más información que antes, pero sin la madurez suficiente para adaptarlo a su edad y personalidad.

“El problema con los noviazgos a temprana edad es que los chicos no saben establecer límites, no sólo en torno a la interacción sexual, sino en aspectos como jugar, bromear, las diferencias entre los sexos y su manera de pensar y actuar”, comenta Marina Pérez, psicóloga y educadora sexual del Instituto San Roberto.

“Se les da la facilidad sin darles las herramientas, y para ellos es una forma de tener experiencias sin tener conciencia del significado”.

Pero, ¿qué factores detonan la necesidad de los niños por tener novio o novia?

Imitación

De acuerdo con Pérez, una combinación de exposición a la información de televisión, música e internet, y la reproducción de modelos de conducta en hermanos o amigos mayores contribuyen a que las inquietudes en los niños sean más precoces.

“Anteriormente, los niños y niñas iniciaban la convivencia social en la secundaria, pero ahora desde quinto grado salen a fiestas y bailes, empiezan prematuramente a ensayar los noviazgos”.

“Cuando les preguntas a qué edad está bien tener novio, ellos creen que a los 12 ya están listos y a los 15 ya son muy viejos”.

La edad promedio, aunque no necesariamente ideal, destaca, sería a los 15, pues coincide con la transición de la secundaria a la preparatoria, de la infancia a la adolescencia y puede implicar un sentido de nuevas responsabilidades.

Pero entre mayor sea la estimulación por parte de la información que reciben de los medios, generalmente distorsionada o incorrecta, y la interacción con amigos o hermanos mayores, mayor será la tendencia a imitar y reproducir, muchas veces sin pensar.

Papás y presión social

Cuando el niño o niña no ha sido estimulado, otros factores como la permisividad de los padres y la presión de grupo pueden contribuir a que se busque un noviazgo.

“Algunos papás lo ven como un juego, desde maternal el niño puede decirlo. Para muchos es novedoso y gracioso, pero empiezan a reforzar y promover la idea y muchos niños no tienen madurez para llevarla a cabo”.

Además, indica, para algunos padres y compañeros, el noviazgo equivale a la interacción social, por lo que empiezan a presionarlos para que salgan en pareja, aunque sus intereses aún sean más individuales.

“Hay grupos pequeños de niños en cada salón que todavía siguen en el esquema anterior, que se rehúsan a tener novio o novia, y por ello se etiquetan como antisociales”.

“La mayoría siguen una norma, se van con el/la que tiene ciertos atributos. Se convierte en el juego de moda, como tener el último iPhone, traer el mejor carro”.

Noviazgos menores, problemas mayores

Si todo quedara en un juego, los noviazgos jóvenes no serían motivo de alarma para maestros y padres de familia, sin embargo, el principal inconveniente es que los niños actúan demasiado sin pensar críticamente.

“El respeto es algo muy básico que no se conoce y practica plenamente en la secundaria. El cyberbullying, hablar mal de compañeras o compañeros en redes sociales son consecuencias de la inmadurez.

“Ellos empiezan a descubrirse y lo que se les hace novedoso lo comentan, lo difunden. Las bromas pueden crear una mala imagen y un chisme a nivel grupal que los pueden perseguir en la preparatoria o en su vida adulta”.

Parte de las relaciones maduras, dice la psicóloga, es entender que la elección de pareja no tiene que ver con estándares sociales y que hay cosas más subjetivas y difíciles de entender para los niños como la amistad, la intimidad y la química.

Fíjate bien

Estar cerca de tu hijo o hija y ganarte su confianza para que te platique lo que está viviendo es básico para que puedas aconsejarlo/a sobre qué hacer y qué no hacer. Sigue estas recomendaciones:

Ÿ Conoce a tu hijo y su personalidad.

Ÿ No lo compares con otros.

Ÿ Si estás de acuerdo en que tu hijo/a empiece un noviazgo, dale pautas a seguir.

Ÿ Pregúntale, y si él/ella hace preguntas, responde con honestidad.

Ÿ Monitoréalos, conoce a sus amigos, novios/novias.

Ÿ Comprueba si los consejos y pautas que le diste se están siguiendo.

(Foto Thinkstock)