Staff Agencia Reforma
MÉXICO, DF .- Si no cumplen con nuestras exigencias vamos a parar la Copa, esa es la amenaza que el Movimiento de los Trabajadores sin Techo (MTS) ha lanzado a las autoridades brasileñas.
A 20 días de que arranque el Mundial de Futbol, este grupo se ha convertido en uno de los principales movimientos que ha tomado las calles de las principales ciudades brasileñas para exigir viviendas y mejoras a los servicios públicos, al tiempo que reprueba el millonario gasto invertido en el evento deportivo.
“Nosotros tenemos una propuesta clara. No sacar provecho del Mundial sin que sean respetados nuestros derechos. El balón está con el pueblo. Queremos nuestra rebanada del pastel y no migajas”, dijo Guilherme Boulos coordinador del movimiento.
“Si no cumplen con nuestras exigencias vamos a parar la Copa. Si no respetan nuestros derechos, el 12 de junio no habrá inauguración. Si insisten va a haber una Copa de sangre”.
Apenas ayer, este grupo movilizó a decenas de miles de personas en Sao Paulo. Mientras que la Policía Militar cifró la participación en 15 mil manifestantes, los organizadores hablaron de hasta 30 mil. Sería así la marcha más concurrida del MTST en meses.
“Estamos aquí contra la Copa. Contra los gastos enormes en el Mundial mientras nosotros no tenemos ni casa, ni salud, ni nada”, dijo al inicio de la manifestación Luiz Giovani, integrante del movimiento.
Las pancartas con la frase “No habrá Copa” proliferaban entre los asistentes a la movilización.
Para ellos, las constructoras serán las mayores beneficiadas del evento deportivo, mientras que en Sao Paulo el 11 por ciento de los 30 millones de habitantes vive en condiciones inadecuadas.
Además, aseguran que en Brasilia les dijeron que ya no había dinero para vivienda.
“O aparece el dinero o el junio de la Copa se convertirá en un junio rojo”, agregó Boulos.
Entre otras acciones que el Movimiento ha realizado en Sao Paulo, la ciudad con el mayor déficit habitacional del país, está la ocupación a principios de mayo de un terreno privado por más de mil 500 familias, acto que denominaron “La Copa del Pueblo”.
La nueva favela se estableció a escasos cuatro kilómetros del estadio Arena Corinthians, sede del partido inaugural de la Copa del Mundo.
El Mundial de futbol, que comienza en 20 días en Sao Paulo, tendrá un costo de 11 mil millones de dólares para los contribuyentes brasileños, un gasto que supera el de los Mundiales anteriores en Sudáfrica y Alemania.
Las reivindicaciones, además de vivienda, salud, transporte y educación, abarcan una pensión vitalicia para las familias de los obreros muertos e incapacitados durante las obras de la Copa. En total, nueve trabajadores han muerto durante los trabajos realizados en los estadios.