JOE KAFKA,
Associated Press
JUNTO AL CANAL DE PANAMA (AP) — Nina y Fred Fenton han viajado en unos 40 cruceros desde 1998, incluidos cinco que cruzaron el Canal de Panamá. Pero siguen volviendo al istmo.
A bordo del Norwegian Sun en su último paseo por el canal que une dos océanos, la pareja de jubilados de Lincoln, California, comentaba el funcionamiento sencillo y eficiente de esa joya de la ingeniería del siglo pasado.
“Es una verdadera maravilla”, expresó Nina Fenton.
“Es sorprendente lo que hicieron por esa época y que siga funcionando hoy”, agregó su marido.
Mi esposa y yo conocimos a los Fenton durante un crucero de 15 días entre Los Angeles y Tampa, en la Florida.
Una mañana soleada de otoño, calurosa y húmeda, multitudes de pasajeros se amontonaban junto a las barandas del barco para verlo ingresar lentamente a una serie de esclusas que lo elevan 26 metros (85 pies) sobre el nivel del mar del lado del Pacífico y luego lo bajan por la tarde para depositarlo en el Mar Caribe.
Unos 98 millones de litros (26 millones de galones) de agua pueden ingresar a una esclusa en apenas ocho minutos. La gravedad llena la esclusa con agua del lago artificial de Gatún en este istmo de 77 kilómetros (48 millas) de largo.
Locomotoras eléctricas engarzan cables a ambos lados de los barcos para asegurarse de que están bien centrados al tiempo que avanzan despacio por cada esclusa. Los cruceros grandes entran con lo justo, sin que sobre casi espacio a ambos lados.
“Es una experiencia fantástica”, dijo Ronny Borg, capitán del Norwegian Sun. “Nunca me canso de verlo y eso que he pasado por el canal unas 20 veces”.
Borg dijo que el atajo interoceánico, por el que Norwegian pagó una tarifa de 379.000 dólares, le ahorra a los barcos tres o cuatro semanas de viaje bordeando Sudamérica.
Mi esposa Gina y yo habíamos hecho ya cruceros por las zonas oriental, occidental y sur del Caribe, por el Pasaje Interior de Alaska, por la Riviera Maya mexicana y por Hawai. Queríamos algo diferente esta vez y el viaje de un día por el Canal de Panamá fue realmente fascinante.
“Es sorprendente que todo este sistema haya sido planificado y construido hace más de un siglo y que siga funcionando bien”, dijo un pasajero del crucero, Roger Mathison, de Sioux Falls, Dakota del Sur.
Mathison y su esposa Pat pasaron el día tomando decenas de fotos del canal desde varias cubiertas y jugando cartas cerca de una ventana de una cafetería que tenía una magnífica vista. En determinado momento vieron un cocodrilo en el agua.
La mayoría de las firmas grandes de cruceros ofrecen viajes por el Canal, especialmente durante el período seco de septiembre a abril.
Mientras nuestro barco ingresaba a las esclusas, vimos de primera mano otros barcos en tránsito en otro carril. El cruce dura casi todo un día, durante el cual se puede ver la imponente construcción de una ampliación del canal, que agregará un tercer carril por el que pueden pasar barcos más grandes.
Las esclusas en uso tienen 305 metros (1.000 pies) de largo, 34 (110) de ancho y una profundidad de 14 metros (45 pies). La nueva tendrá 427 metros (1.400 pies) de largo, 55 (180) de ancho y 10 (60) de profundidad. Un portavoz de la Autoridad del Canal dijo que el proyecto se habrá completado hacia fines del 2015 o principios del 2016. Las esclusas en uso se terminaron el 15 de agosto de 1914.
El Norwegian Sun es uno de los barcos más grandes que pueden cruzar el canal, según el capitán Borg.
“Somos el más ancho que puede pasar”, aseguró, agregando que en su punto más ancho tiene 32 metros (105 pies).
Nuestro crucero hizo escalas en los puertos mexicanos Puerto Vallarta, Huatulco y Chiapas, así como en Puntarenas, Costa Rica, de camino al canal. Una vez finalizado el cruce pasamos por Cartagena.
Cada parada ofrecía una variedad de actividades, desde vistosos tours hasta tirolesas, desde compras hasta idas a la playa.
Al cruzar un puente colgante durante un paseo por la selva costarricense dos días antes de cruzar el canal, Gina y yo fuimos picados por abejas. Fue algo doloroso, pero nada comparado con el placer de un viaje inolvidable que nos llevó de un lado de las Américas al otro y que nos hizo retroceder en el tiempo un siglo durante un día especial por el trópico.